Con el cambio de estación y la llegada del calor, es momento de guardar la ropa de invierno para hacer espacio en el clóset. Sin embargo, para asegurarte de que tus prendas se mantengan en buen estado y listas para usarse el próximo año, es importante seguir algunos pasos clave al almacenarlas.
Lava y seca las prendas antes de guardarlas: Asegúrate de que estén limpias y completamente secas para evitar manchas permanentes, malos olores o la atracción de insectos.
Usa fundas de tela o bolsas al vacío: Las fundas de tela permiten que las prendas respiren, mientras que las bolsas al vacío son excelentes para ahorrar espacio y mantener las prendas libres de polvo.
Dobla la ropa correctamente: Dobla las prendas de forma cuidadosa para evitar que se deformen o se arruguen. Coloca las prendas más pesadas en la parte inferior y las más ligeras en la parte superior.
Protege la ropa de insectos: Utiliza repelentes naturales como bolas de cedro o productos específicos para evitar que las polillas dañen tus prendas de lana y otras fibras delicadas.
Elige un lugar fresco y seco para guardarla: Almacenar la ropa en un ambiente fresco, seco y bien ventilado ayuda a prevenir la humedad y el moho. Los armarios o cajas de almacenamiento son ideales.
